Tengo ya unos cuantos años (digamos ¬|) y tengo la impresión de que, si no me miro en el espejo, sigo siendo el mismo de siempre. Esta opinión ha sido corroborada por algunos amigos que reconocen sentirse igual.
Me pregunto si es realmente así y recuerdo lo que escribía hace poco sobre la mirada de piel adentro. Decía que el ser humano dividía el espacio entre dentro y fuera de sí. Cuando me pienso y digo: "en el fondo soy el mismo de siempre" hecho a faltar la tercera dimensión de ese espacio vital; la capacidad de verme por dentro mirando desde fuera, salir de mí mismo para verme por dentro como si de otro se tratara.
La realidad, como siempre, debe ser más sutil. Creo que no dejamos nunca de ser lo que fuimos pero nunca somos el mismo que fuimos. De tal forma se genera la complejidad de la existencia, creando anillos alrededor de nuestro núcleo.
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