20 de junio de 2012

> Pagar por hablar

Antaño, el que tenía ganas de hablar, ya fuera para distraerse o por cualquier otro motivo, se iba al casino o plaza del lugar donde se encontraba otras personas con quien hacerlo. Hoy en día, si tienes ganas de comunicarte, te conectas a Internet o llamas por teléfono a los amigos. 


Antaño, excepto si aprovechabas para beber o comer algo resultaba totalmente gratis. Hoy en día, entre teléfonos y conexión a Internet nos gastamos en cada casa al año ... no sé, calcula en la tuya. En mi casa, esa cantidad, viene a ser parecida al gasto en electricidad. Hoy me he puesto a pensar que de dan los unos y los otros, la empresa de los bits y la empresa de los watts.

La empresa de los bits no me da nada. Sólo un canal por el que todo lo que circula es fruto del trabajo de los demás. No importa cuan útil sea la información que recibo, por ella no le debo nada a la empresa de los bits porque la información no es suya. Ella sólo tiene el monopolio del canal.

La empresa de los watts me da electricidad. Con tengo luz por la noche, cocino mis alimentos, veo y escucho imágenes y sonidos, enciendo mis utensilios, enfrío lo que necesito y conecto la máquina de los bits, entre otras cosas. Algo me da, por el mismo dinero yo diría que me da mucho más.

Con todo esto solo quería decir: ¡¡Telefónica rescatada ya!!

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