4 de junio de 2012

> Un abrazo, Joana

Cuenta conmigo para cumplir tu deseo.


Vivimos alocadamente como si nuestra vida fuera eterna; dejamos de saborear el tiempo presente como si nunca hubiera de faltarnos. De tanto en tanto, por causas naturales o no, asalta la tranquilidad de nuestra mente el final previsible de la existencia. Cuando el ataque es al cuerpo del otro nuestra mente sólo puede percibir el eco, la comprensión de piel afuera, subjetiva, imperfecta... y nos invade un sentimiento de impotencia. Sólo el amor, el verdadero, aquel que implica la renuncia a lo propio puede ayudarnos.

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